El Congreso del
Estado me ha designado presidente de la Comisi n Estatal de Derechos Humanos. Y
con dicho acto se abren las puertas para una nueva etapa de la instituci n que
encarna la Defensor a del Pueblo. La encomienda de la C mara de Diputados tiene
una gran importancia por la coyuntura que vive el estado de Sinaloa y por los
requerimientos de una sociedad que sustenta su esperanza de mejores tiempos en
que una instancia como la CEDH pueda jugar un papel de primer orden en el
acercamiento de las instituciones con el pueblo. Promover ese acercamiento
implica convocar a mesas de di logo, a foros y a la movilizaci n de la opini n
ciudadana sobre la Ola violenta que hizo presencia en nuestra hermosa y sufrida
tierra el pasado 9 de septiembre y que al parecer se quedar un buen rato con
nosotros. Por lo que hacemos votos porque no se convierta en un indeseado
hu sped end mico, como lo han hecho las epidemias m s conocidas.
Los cinco meses
que llevamos con el Jes s en la boca, nos advierten que el problema es
m s complicado y profundo de lo que pensamos. Y que demanda imaginaci n,
entrega y coraje para enfrentar el fen meno violento. Lo han dicho
especialistas y gente de a pie, no dejan de repetirlo propios y extra os, que la
soluci n no nos est esperando a la vuelta de la primera esquina y que reclama
un din mico concurso de la autoridad y de la sociedad. Siendo muy claros que
dicha participaci n no corra por dos diferentes carriles. Recurriendo al
pensamiento de todos los tiempos, toca las puertas de nuestra reflexi n el
pensamiento de Plat n que afirm que todos los problemas tienen m s de dos
soluciones. La propuesta nos invita a la b squeda de todas las salidas
posibles, conscientes de que la situaci n que vivimos tiene muy acotadas sus
fronteras.
Pero en lo que no
hay duda alguna es en la necesidad de abrir los espacios para escucharnos,
desde la autoridad y desde la sociedad; pues darnos la oportunidad de opinar
libremente y de proponer soluciones, lejos de imponer barreras o poner abrojos
en el camino, abona la confianza en las instituciones que de alguna manera ha
perdido lustre. Abrir compuertas en este terreno es acercarse a sectores de la
sociedad agraviados por las circunstancias descritas y enviar las se ales de
que con esfuerzo conjunto la esperanza tomar cuerpo en una vida p blica donde
regrese la anhelada paz y tranquilidad.
Por d nde empezar?
En las circunstancias en que nos encontramos cualquier paso que se encamine
hacia una posible salida es un claro y plausible avance. El papel que en ello
puede jugar la Defensor a del Pueblo o CEDH es promover el debate p blico sobre
el tema de la crisis de seguridad que vivimos. Ello debe darse a trav s de foros,
de reuniones p blicas, de estimular la opini n de nuestras mujeres y hombres
intelectuales, de alimentar la participaci n de toda la sociedad en el
ejercicio del an lisis y de las imprescindibles propuestas que tomen el rumbo
de punto final de esta crisis humanitaria.
La CEDH debe
contribuir al acercamiento de autoridades y sociedad, partiendo de que una
soluci n de fondo s lo ser posible con el esfuerzo conjunto de ambas.
Qu tanto puede
aportar la CEDH en la gran tarea de mover opini n social y acercar los
esfuerzos de las autoridades y de la sociedad? Dif cil es determinar en estos
momentos el tama o de la contribuci n, pero de lo que no tenemos duda es que realizar
esta tarea puede abrir puertas y camino no explorados hasta ahora que se
conviertan en arco y flecha, como dijera el poeta Locho Guerra
Aguiluz, en momentos en que la br jula de las reflexiones individuales no
encuentra el norte ni el rumbo.
El Defensor del
Pueblo se plantea como tarea en las pr ximas semanas visitar instancias de
gobierno, universidades (p blicas y privadas), sindicatos y organismos sociales
como los colectivos de familiares con desaparecidos, con el fin de compartir
las inquietudes que nacen de la crisis de seguridad y para establecer como una
posible agenda que paute un rumbo y tareas comunes a cumplir, buscando el mismo
objetivo: la paz y la tranquilidad que demanda toda la sociedad.
Con la designaci n
del Congreso del Estado que me honra con la presidencia de la CEDH, nace el
ineludible compromiso de lealtad al pueblo de Sinaloa y de M xico. Y a la par,
el deber de cumplir todo un plan de trabajo encaminado a la atenci n de quejas
y peticiones de todas las ciudadanas y ciudadanos que consideren son v ctimas
de una violaci n a sus derechos humanos, incluyendo las acciones que de
oficio la Defensor a del Pueblo debe tomar por iniciativa propia, pues hay
asuntos cuya gravedad no puede esperar a que los agraviados decidan ocurrir o
no a la protecci n de nuestra instituci n. El compromiso de cumplir la funci n
de Defensor del Pueblo va m s all de ello. Y tal como se ha planteado l neas
arriba, recorrer las instancias, instituciones, comunidades, recovecos y las veredas
a las que haya que acudir, promoviendo el di logo y la disposici n de
escucharnos y de encontrar puntos comunes que nos lleven a encontrar la paz y
tranquilidad que ha hecho de Sinaloa una entidad donde el empuje productivo y su
rica aportaci n pluricultural son su distintivo en el firmamento mexicano. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisi n de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jes s G. Andrade #475 Desp. 8/Culiac n, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com