La Montaña

LA DIMENSIÓN ECONÓMICA DE LOS MIGRANTES

Que los migrantes en Estados Unidos sostengan con sus remesas

la economía del país me recordó una frase de Giovanni Papini:

El dinero es la sangre de los pobres.

Ignacio Solares

Los migrantes vuelven a ser tema de preocupación nacional. Las deportaciones de los trabajadores latinoamericanos en Estados Unidos están impactando a la población indocumentada y de paso a la misma economía del país vecino. Baste tomar nota sobre algunos renglones: el Periódico La Opinión de la Ciudad de Los Ángeles afirma que el 70 por ciento de la mano agrícola son trabajadores migrantes, de los cuales cerca del 50 por ciento no cuentan con la documentación de residencia y con el respectivo número de seguro social que le permita trabajar sin problema alguno.

La amenaza de deportación masiva y la misma expulsión de esa mano de obra es una moneda de cambio del régimen de Trump. El presidente de EU y su gabinete saben que el regreso imprevisto y violento de esos trabajadores representa una fuerte agresión a las economías de sus países de origen. Y por lo mismo se vuelve una ventajosa presión para el imperio frente a las naciones pobres de América Latina. De entrada, les impone una agenda en las negociaciones: el control de la migración y el tema del tráfico de drogas como si el mercado gringo fuera ajeno al asunto, pero en el fondo subyace el verdadero interés: los valiosos recursos naturales que aún siguen bajo la soberanía de las naciones del subcontinente.

Pero la soberbia impone cegueras (y en no pocas ocasiones ignorancia sobre las consecuencias de las medidas que se toman en contra de países vecinos. La Opinión también informa que la dimensión de los impuestos que paga esa mano de obra migrante es superior a las obligaciones fiscales de 55 de las grandes corporaciones norteamericanas. Y para probarlo aportan los datos siguientes: esas empresas pagaron 3 mil 700 millones de dólares como impuestos por ingresos de 200 mil millones de dólares. La tasa de impuestos que nuestros trabajadores migrantes pagan es de poco más del 10 por ciento en los estados contra 7.2 por ciento que entera el 1% de la población (los ricos). Y si nos referimos a los beneficios recibimos por fondos federales, es incomparable la cantidad y el porcentaje que llega a los migrantes en comparación a los subsidios que reciben los más ricos en EU.

En la política de choque de Donald Trump se trata de borrar de un plumazo que tan solo en 2022 el pago de impuestos federales llegó a los 51 mil 800 mdd y a 37 mil 300 mdd en contribuciones de carácter estatal y local. Y en los argumentos para reprimir a esta población no faltan las afirmaciones en el sentido de no pagan impuestos. Se miente como el recurso más fuerte para justificar las acciones que llevan a la deportación en condiciones que imponen la separación, sin más, de familias, de patrimonios y todo lo que implican arraigo y ahorro que descansa en el trabajo y sacrificio.

El discurso que criminaliza a los trabajadores indocumentados pretende justificar el recorte de fondos federales que debieran dedicarse a la población pobre y de clase media, para desviarlo hacia los multimillonarios y sus grandes corporaciones que absorben no menos de 5 billones de dólares y que son responsables de la quiebra financiera a la que ha llegado el mismo modelo de economía estadounidense.

David Kass, director de la ATF (Asociación para la Equidad Fiscal) va más lejos y señala que si se autorizara el trabajo formal a esa población migrante el incremento a las contribuciones puede ir desde los 40 mil mdd a los 137 mil mdd anuales. Otras instituciones como ProPublica señalan que los migrantes pagaron más impuestos que los cinco estadounidenses más ricos. ¿Y qué pasa con los derechos al Medicaid? Pues que éstos no fueron mayores a 2 mil 600 mdd, lo que representan el 0.4 por ciento del total. No pocos de estos trabajadores son empleados de Elon Musk, el protagonista de las promociones de recortes en la administración Trump.

¿Estas medidas afectan también a la economía norteamericana? Sin duda. Al presionar a otras economías, no sólo vuelve más difíciles las relaciones de carácter económico y diplomáticas, también se afecta la planta que da vida a la economía local. A este tipo de medidas muchos le llaman darse un tiro en el pie. Y no faltaría quien señale que es como jalar de una cuerda buscando ahorcar a un vecino cuando la misma también aprieta del pescuezo propio.

Mientras esto sucede, en Sinaloa ya padecemos algunas consecuencias de las deportaciones de connacionales. La Secretaría de Educación Pública, Gloria Himelda Félix ha declarado que 12 familias recién repatriadas buscan colocar a sus hijos en alguna de las escuelas públicas sinaloenses para que no pierdan el ciclo escolar y que ya se atiende la demanda. Nuestro reconocimiento a esa actitud sensible para atender a la población escolar que no pudo continuar sus estudios en los Estados Unidos. Los migrantes repatriados deben contar de antemano que al regresar en las condiciones señaladas las puertas de su tierra están abiertas y la voluntad para seguir construyendo la patria chica junto con ellos está tan vigente como a la hora que migraron buscando otras oportunidades. Bienvenidos a casa.

Profr. Oscar Loza Ochoa
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