La Montaña

VÍCTIMAS E INSTITUCIONES

A veces sólo la literatura salva a un país.

Paco Ignacio Taibo II

Con su figura breve, cansada, pero no vencida, la encontré atada al pilar frontal de la Fiscalía General. Los ojos entornados de María Isabel no expresaban odio, ni siquiera coraje contra la autoridad, sino el infinito dolor por su hijo desaparecido, por los hijos ausentes de sus compañeras y por la incompetencia de la autoridad ante el fenómeno de la desaparición forzada que le hace agua por los cuatro costados. No estaba sola, sus compañeras del grupo Sabuesos Guerreras la acompañaban en la protesta a las puertas de la Institución que debe procurarles justicia.

Fue una expresión espontánea, pero no ajena a las actividades del día y a los malos resultados del trabajo ministerial de los casos planteados por los familiares ante la Fiscalía Especializada en Desapariciones Forzadas. Ese día lunes tocó revisión de casos, 15 de ellos fueron enlistados con anticipación y pasaron revista en una maratónica sesión de trabajo, con la presencia de la CNDH, la CEDH y autoridades de la Fiscalía. De acuerdo a la versión de las madres del grupo Sabuesos, la reunión fue un fracaso. Sólo corroboró el persistente incumplimiento de viejos y recientes acuerdos, mientras los casos se añejan ahogándose entre montañas de carpetas de investigación.

Sin resultados que dejaran al grupo la satisfacción de haber empujado un poco hacia adelante al menos algunas investigaciones, no quisieron retirarse sin hacer sentir su inconformidad. Poco después de las 6 pm María Isabel auxiliada por sus compañeras se ató con cinta canela al pilar que da perfil a la entrada de la Fiscalía. Dos imágenes con el rostro de su hijo Yosimar cubrían la mayor parte de su cuerpo y con las manos levantaba por encima de su cabeza una cartulina blanca que exigía: ¡Basta de simulación! A un costado Rosy Neriz sostenía a la altura de su pecho otra pancarta con la consigna: No más burla.

Después de buen rato y de estiras y aflojas, la vicefiscal general Nuria Alejandra González, admitió recibir al grupo que protestaba. Allí estuvimos también los representantes de los organismos oficiales de derechos humanos y un servidor. La reunión inició cargada de tensión y reclamos fuertes de las madres con hijos desaparecidos. No fue una sesión cómoda para Nuria Alejandra y menos para Miguel Ángel Zazueta, vicefiscal de la zona centro, de quien hubo quejas generalizadas. En el momento más candente de la reunión y quejándose de la situación señalada, una madre dijo, señalando a cada funcionario: “vamos a ser la piedra en el zapato de usted, de usted y de usted.”

El grupo llevaba un pliego de peticiones y lo presentaron a la licenciada Nuria. Con una dosis de prudencia y actitud inteligente, la vicefiscal general pudo llevar a buen puerto la reunión. Entre los acuerdos tomados, destacan: que los casos de familiares que viven en la zona centro y ahora se revisan en el norte y en el sur, puedan ser analizados en Culiacán; que se evite en lo posible la rotación de ministerios públicos de la Fiscalía Especializada, lo mismo con agentes investigadores; que la vicefiscal general haga presencia en las revisiones (en la medida de sus posibilidades), como garantía de cumplimiento de acuerdos; y, que estén presentes los investigadores de los casos, entre otros.

Ese lamentable y doloroso evento del lunes 16, no es un rayo en cielo sereno, puede repetirse por cualquiera de los otros grupos de familiares que buscan a sus desaparecidos. La impaciencia ha ido cobrando terreno en los grupos de familiares y en algunos alcanza terrenos de desesperación. No es para menos, mientras la cifra de personas desaparecidas llega a los 2 mil 36 casos, de acuerdo a las estadísticas de la Fiscalía General, para los familiares no sólo cuentan los números, el tiempo se vuelve el factor que mayormente los inquieta, pues mata el interés (si alguna vez lo hubo) de parte de la autoridad por atender los casos que los meses y los años cubren con polvos de olvido.

Vienen dos fechas muy importantes que calarán entre las filas de los familiares: los días 10 y 12 de mayo. Hace poco se tomó un acuerdo nacional para que haya manifestaciones públicas en todos los estados donde hay desaparecidos. El día de las madres se cubrirá con diversas marchas y concentraciones  de parte de esas mujeres que abren la tierra y revisan cada centímetro de los lugares que les señalan como puntos probables de contener fosas clandestinas. Qué mejor fecha para conmemorarla luchando. El 12 de mayo se conmemorará el IV aniversario luctuoso de Sandra Luz Hernández, madre que muere buscando a su hijo Edgar. El movimiento de familiares tendrá dos fuertes razones para manifestar públicamente sus reclamos a la autoridad y las tareas que como familias y sociedad tenemos ante el fenómeno de la desaparición forzada, que crece peligrosamente.

Cuando observé a un bebé de apenas dos años de edad, caminar entre las diversas lonas con los retratos de los desaparecidos que busca Sabuesos y pararse justo donde estaba el de Guadalupe Camacho Llanes, que es su tío, tres casos que nos son muy familiares ocuparon mi mente: Dayana, Jovana y Miriam. No sólo son cercanos en el tiempo, sino entrañables emocionalmente. Todo lo vivido ese lunes y sus consecuencias, me lleva a plantear la necesidad de que la autoridad ponga entre sus prioridades lo que tiene pendiente frente al fenómeno de la desaparición forzada: detener ese infierno, procurar justicia plena a las víctimas y apoyar a esas sufridas madres. Que sea una realidad parar la desaparición y alcanzar la anhelada justicia. Vale.

Profr. Oscar Loza Ochoa
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