La Montaña

REPROBADOS EN SEGURIDAD

Salta sobre tus dificultades

aunque sean más altas que montañas.

Helder Cámara

─Pensamos que Culiacán estaba tranquilo─. Dijo el general Moisés Melo García, frente a los últimos hechos de violencia. Nos parece insólito. Ha vivido por años en la entidad y participa en los trabajos de inteligencia policial. ¡Es el Coordinador de Seguridad Pública en Sinaloa! Hasta el sentido común nos indica desde hace mucho otra verdad.

Como el sello de esta administración sería el cambio, una de las promesas más esperadas era sentirlo en materia de seguridad. Lamentablemente para todos no fue así. Pero el gobierno de Peña Nieto  descubrió el hilo negro en el campo de la seguridad. A falta de resultados se hace calistenia con las cifras de la violencia. Así, si en la vida real no bajan los hechos de violencia, con zancadillas estadísticas le jugamos una mala pasada a esa realidad. La cosa es que los indicadores se vean de bajada, aunque no engañen ni al ojo común ciudadano.

Amnistía Internacional y Human Right Watch han denunciado esa tramposa práctica del gobierno federal y la prensa local llevó un conteo puntual de las cifras de la violencia en Sinaloa, en la medida en que los números se acercaban al acumulado en homicidios del sexenio anterior de 6 mil 609. El 25 de enero, cuando aún faltaban once meses de gobierno, el marcador indicó 6 mil 613 homicidios dolosos. La esperanza de una violencia en retirada se quedó en el camino, a pesar de que el gobierno de Mario López Valdez también le entró a las tacleadas estadísticas, buscando espantar nuestras certezas negativas.

Los presupuestos para seguridad. Para este año el presupuesto federal en materia de seguridad para la Presidencia, Gobernación, Defensa Nacional y Marina es de 88 mil 930 millones de pesos; pero si se incluyen PGR, Policía Federal y apoyos a estados y municipios, la cifra rebasa los 154 mil 571 millones de pesos. Tomando nota de que los recortes al presupuesto federal  afectan educación, salud y vivienda, pero no a la seguridad.

Ante los fracasos reiterados en materia de seguridad Felipe Calderón y Peña Nieto han recurrido a la figura de “mando único” en las policías, como último recurso para garantizar la eficiencia y eficacia de las corporaciones. El mando único termina con lo poco que quedaba del artículo 115 constitucional, pues sin autonomía económica ni política, el municipio ha perdido lo único que mandaba: su policía. Aparte de absurda la medida (no hay ningún resultado que la justifique donde se ha aplicado), es humillante para los municipios. El saldo es un cuerpo burocrático por encima de las policías, que funciona como un enano de cabeza grande y articulaciones pequeñas.

Cada vez que se viene el mundo encima nos dicen que faltan policías. Eso dijeron en estos días, aunque el gobernador fue enfático diciendo que no. Y cuando lo dicen habrá que preguntarles, ¿hacen falta, a partir de qué criterios? Porque otros países con historia y problemas similares al nuestro y con una relación parecida de un policía por n ciudadanos, tienen indicadores de seguridad más satisfactorios que los nuestros.

Los acontecimientos violentos de San Ignacio, El Rosario, Elota y Culiacán, han obligado a la coordinación de seguridad a reunirse de emergencia, pero sus acuerdos nos dejan más perplejos que las palabras de Agustín Carstens cuando dice que nos preparemos para una fuerte sacudida económica, después de repetir durante tres años que no pasaba nada. El gran hallazgo de la reunión fue: se incrementa la vigilancia policial y militar, se prohíben los corridos de narcos y las fiestas de concentraciones masivas.

En esa reunión el modelo de seguridad no sufrió ningún rasguño a pesar de su infuncionalidad. ¿Tan dependientes somos del Plan Mérida impuesto por los gringos? Ante la ausencia de autocrítica, a pesar de que no han funcionado las medidas anteriores, la sociedad debe sacar conclusiones y proponer medidas. Creo que la primera sería reconocer que las instancias encargadas de nuestra seguridad están gravemente reprobadas y que el trabajo de prevención en el terreno educativo y cultural, nada tiene que ver con la simple prohibición de los corridos que hacen apología del delito.  Prohibido está el tráfico de drogas y la ilegalidad y su persecución no lo inhiben, al contrario el mercado negro lo vuelve floreciente y muy rentable.

Hay muchos pretendientes a reciclarse en el poder en la presente campaña electoral, a ellos habrá que decirles que no podemos seguir escuchando la promesa general de que compondrán las cosas en materia de seguridad. Eso no indica rumbo ni compromisos en serio. No creo que haya conocimiento del tema en la mayoría de los casos. No está entre sus prioridades. Mayor razón para exigir participación ciudadana en la formulación de estrategias de seguridad y en el seguimiento. Que no se vaya ileso el modelo que humilla a los municipios y que tan alto costo tiene para la sociedad. Que por fin atendamos a los especialistas que insisten en invertir los términos: más prevención ahora que represión. Vale.

Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/
Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com