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PA’ LOS POBRES NI LA BASURA

Pobre es el que tiene que pedir permiso para vivir.

Daniel Reventós

Bella lección de dignidad nos brindan los pepenadores del relleno sanitario de Culiacán. Las crisis de los últimos 30 años han empujado a grupos cada vez mayores de personas a solicitar un lugarcito en el basurón de la ciudad. Necesitan ganarse la vida y se les han cerrado muchas puertas antes de llegar allí.

Apenas el día lunes 20 de este mes,  varios ciudadanos solicitaron la anuencia de la cooperativa para pepenar basura reciclable; entre ellos estaba una pareja que la violencia ha obligado a abandonar tierra, muertos y patrimonio, desplazados pues. No hubo duda en la respuesta otorgada: por unanimidad la asamblea les dijo sí.

Mayor valor cobra el acuerdo si destacamos que las dimensiones de la basura que trabajan (unas mil 200 toneladas diarias) hoy se han reducido a poco menos de la mitad y que el número de miembros de la cooperativa rebasa ya los 500. A pesar de la pobreza no excluyen a otros desamparados. No saben hasta dónde alcance la lullida cobija que los tapa y que ya amenaza con romperse, pero la deuda social que tenemos pendiente con ellos nos obliga a preguntar ¿por qué no llega la mitad de la basura al relleno del municipio? ¿Qué amenazas se ciernen hoy sobre esa fuente de trabajo?

Este jueves 23 los pepenadores marchan por las calles de Culiacán hasta el relleno sanitario del sur de la ciudad. Ese relleno es privado. En medio de sospechas sobre presunto pago de facturas políticas a exfuncionarios, el Ayuntamiento pretendió concesionar en diferentes momentos todo el servicio de recolección de basura, pero encontró muchas resistencias.

No quedarían desprotegidos los supuestos empresarios: en 2005 se les concesionó la mitad del servicio y se les permitió abrir un nuevo relleno en condiciones que no cumplen la norma mexicana 0083. No sólo cobran a los particulares que depositan la basura en su relleno, el municipio está obligado a garantizarles una cantidad no menor a las 600 toneladas diarias y la paga mensual de alrededor de dos millones de pesos. Por supuesto, a las arcas municipales sólo llegan las facturas por gasolina o refacciones de los carros del Ayuntamiento que depositan basura en aquél lugar.

Originalmente la concesión se hizo a la empresa Altya, pero por las denuncias mencionadas el negocio pasó a otra empresa que se hace llamar Gen. Los mismos, dice mucha gente. ¿Dónde está el negocio para el Ayuntamiento? ¿Dónde están las ventajas para la ciudad?

Lo que no deja lugar a dudas es que a la cooperativa de pepenadores se ha buscado dejarla fuera del relleno sanitario, que es su fuente de trabajo. Y no importa aquí el principio jurídico de que,  quien es primero en tiempo es primero en derecho. Recordemos, por si hay quien dice ignorarlo, que a principios de los años ochenta cuando nace el relleno municipal al norte de la ciudad, unos doce ciudadanos iniciaron lo que se llamó la unión mercantil de pepenadores; en 1995 adquirió el nombre de unión independiente de pepenadores de Culiacán, para constituirse en la Cooperativa de Pepenadores Progreso de Culiacán en el transcurso de 1998.

Han logrado consolidar su Cooperativa a pesar de los embates recurrentes de funcionarios y de la delincuencia común que rodea el área de su fuente de trabajo. Respetuosos con el medio ambiente y responsables ante la sociedad, han elaborado un proyecto de industrialización de la basura, pero no ha encontrado los apoyos financieros en instancias de gobierno para concretarlo.

Ellos no lo encuentran, pero ya rondan empresas inglesas, belgas y polacas con padrinos políticos mexicanos que pretenden acaparar la industrialización de la basura. La marcha de los pepenadores es por la defensa de su fuente de trabajo y contra la privatización del servicio de recolección.

Lamentable que esos embates vengan precisamente en 2012, declarado el año internacional de las cooperativas por la ONU, quien “reconoce que el modelo cooperativo es un importante factor de desarrollo social y económico que promueve la más alta participación posible en el desarrollo económico y social de las personas, en los países desarrollados y en vías de desarrollo y que, en particular, las cooperativas contribuyen a la erradicación de la pobreza. La resolución también invita a todos los gobiernos a crear más ayudas para el desarrollo del cooperativismo.”

Más claro ni el agua. Y  más necesario que nunca el respaldo moral de la sociedad hacia don Manuel Orpineda, don Enrique Gutiérrez y el licenciado Miguel Ángel García Leyva y sus más 500 compañeros cooperativistas. Vale.