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RENTA BÁSICA PARA TODOS (3)

Irene, con tu fuerza moral, el apoyo de la familia y los amigos

y el poder la ciencia, ganaremos esta batalla.

Los rituales del poder parecieran funcionar mejor en tiempos de crisis. Lo prueban el sin fin de actos entregando mochilas, uniformes y útiles escolares a los niños pobres. Los gobernantes están con los pobres, es el mensaje. Pero esa presencia ausente nunca ha llevado a la disminución del número de los desamparados, al contrario cada día son más.

Ilustro con un ejemplo esa afirmación. Hace algunos años mientras analizábamos el problema de los niños jornaleros, criticando con dureza las políticas federales sobre el sector, el delegado estatal del programa jornaleros de Sedesol queriendo presentar como mayor el esfuerzo gubernamental, dijo que el programa ya tenía más de 20 años en el rescate de esos niños trabajadores del campo. ¡Más de veinte años –repetimos airados- en los que no se ha erradicado el problema de los niños jornaleros!

Con estas líneas de introducción regreso al planteamiento del Ingreso Ciudadano o Renta Básica. Y regreso porque la crisis no deja alternativa… y porque no quiero perder la esperanza de que las fuerzas progresistas y democráticas de este país, renuncien a su misión histórica de elaborar una salida a la crisis que incluya a todos. Empujando las cosas hacia allá, diría como Luigi Ferrajoli que no es necesario reformar la Constitución para encontrar la salida que ofrece un Ingreso Ciudadano o Renta Básica.

En efecto, nuestra Carta Magna establece de manera prístina los derechos que deben cobijar a todos, sin excepción, tengan o no trabajo, con ingresos decorosos o no. Y los reconoce dando por sentada la dignidad de cada ciudadano, sin importar su estado de exclusión o de convidado al pastel social.

El derecho a la educación se consagra en el artículo 3° y no tiene dedicatoria para ningún estrato social. Y el artículo 4° reconoce los derechos a la salud y a la vivienda. Ninguna limitante –excepto la de recursos disponibles- debe tener lugar para alcanzar la meta de que todos los ciudadanos disfruten del mínimo de bienestar que le garantice su dignidad y libertad.

Y por aquello de que se haya perdido la brújula sobre las orientaciones del presupuesto de la nación y de recursos disponibles para garantizar la Renta Básica o Ingreso Ciudadano –hoy un porcentaje importante de egresos está destinado al rescate de bancos privados- hay que recordar dos principios constitucionales que salvan cualquier inquietud en materia de facultades para emprender la propuesta mencionada, uno es  el artículo 25 que mandata la rectoría del Estado en la conducción del país en los siguientes términos:  “Corresponde al Estado la rectoría del desarrollo nacional para garantizar que éste sea integral y sustentable, que fortalezca la soberanía de la nación y su régimen democrático y que, mediante el fomento del crecimiento económico y el empleo y una más justa distribución del ingreso y la riqueza, permita el pleno ejercicio de la libertad y la dignidad de los individuos, grupos y clases sociales, cuya seguridad protege esta Constitución.”

El otro principio es la obligación que todos tenemos de contribuir al sostenimiento del Estado. El artículo 31 en su fracción IV, establece que debe ser en forma proporcional y equitativa. Añadiremos que si la aplicación de impuestos se hace de manera progresiva el principio fiscal es sustentable (mayor porcentaje a mayor ingreso) y permite captar los recursos que demanda la Renta Básica o Ingreso Ciudadano.

Pero frente a un marco legal propicio para asegurar un ingreso mínimo a todos los mexicanos, quizá falta el ingrediente más importante para ello: que las fuerzas que empujan el progreso y la democracia en este país saquen cuentas  de los riesgos y costos para una nación con las polaridades y contradicciones que padecemos y lo que ofrece la situación planteada.

Todos decimos querer la paz y tranquilidad pero poco hacemos para cerrar la brecha de la desigualdad social. Disminuir la desigualdad y  la injusticia social es construir una paz sustentable. Garantizar el Ingreso Ciudadano a todos es dar sentido a la existencia de la Nación y la nuestra. Vale.