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MENSAJE DE LOS ELECTORES

El miedo se convierte en una poderosa herramienta política

para legitimar a los políticos y su gestión.

Loretta Napoleoni

Casi termina el proceso electoral 2012. Mientras redacto estas líneas en los consejos distritales se recuentan más del 50 por ciento de las casillas. El marco de este ejercicio se da con la interesante presencia del movimiento #YoSoy132. La jornada, como tal, no tiene precedente en el país.

No creo que el recuento cambie en mucho el saldo oficial que arrojó el 1° de julio, pero estoy convencido que hacerlo fortalece la vida pública de México. Las irregularidades, las inconsistencias y todo tipo de prácticas ilegales que han salido a luz pública y que espero hayan sido bien documentadas, deben ser puestas sobre las mesas de recuento. Es de vital importancia para los mexicanos, porque si no se transparenta todo el proceso la desconfianza será el alimento de la vida política en el país. Y eso no puede parar en cosa buena.

No quiero meterme en los detalles que he observado en todo el proceso electoral, pero  debo anotar que en estos meses hubo dos procesos electorales que mostraron paralelismos y resultados que no pueden pasar desapercibidos por todos nosotros. Me refiero a las dobles elecciones en Grecia y a nuestro proceso electoral.

La llamada cuna de la democracia occidental pasa por uno de sus peores momentos históricos, donde los banqueros de casa y de fuera la ahogan en deudas, condenando a su juventud al desempleo y a vivir fuera de las aulas, y vivió su primer y segundo proceso electoral bajo la amenaza de ser expulsada de la Unión Europea si se atrevía a votar por la izquierda.

México vivió su proceso electoral en condiciones no muy diferentes. No tiene el riesgo de ser expulsado de ningún tratado comercial o comunidad económica, pues los términos en que ha suscrito el principal tratado benefician más a la contraparte (EU) que a él. Situación que lo condena al estancamiento económico con un alto desempleo y a la parálisis de 7.5 millones de jóvenes sin oportunidades. Pero la acción electoral de quienes lo han gobernado durante casi un siglo ha contado con la solidaridad y apoyo de intereses internacionales. Las campañas del miedo, de promover el miedo al adversario electoral (de izquierda) no fueron creación local en 2006. Y tampoco la campaña sucia de 2012 estuvo al margen de aquellos intereses. Más pulidas algunas cosas, pero sin cambiar su fondo.

Grecia y México, dos claros ejemplos de alineación en lo económico a los intereses del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, y con procesos electorales donde se pusieron a prueba no pocas formas de control y conducción, que se escudan en recovecos de la ley o que descansan en la miseria y marginación de los pobres.

El recuento no cambiará el fondo de la vida pública de México. La conducción del país cambiará de rostros, pero no de manos. Sin embargo, hay un elemento que irrumpió durante el proceso electoral con el que no contábamos ni tirios ni troyanos: los jóvenes del #YoSoy132.

Este movimiento creció en todos los sentidos durante las siete semanas que lleva de vida y ha impuesto una agenda interesante para el futuro inmediato del país. En primer lugar vivimos el recuento de votos de más del 50 por ciento de paquetes electorales y los programas del próximo gobierno no podrán ignorar las demandas centrales de esos dinámicos jóvenes.

#YoSoy132 demanda priorizar la atención a los pobres, la democratización de los medios de comunicación, cambio de estrategia en el combate a la inseguridad y oportunidades a la juventud en la vida económica, política, social y cultural de México.

Dentro de unos días, si el recuento no arroja una situación extraordinaria, habrá que remontar los resultados de la elección. Pero hay cosas que, bajo ninguna circunstancia, podemos aceptar: que no haya consecuencias para quienes coaccionan, compran o condicionan el voto de ciudadanos, que sigan fluyendo ríos de dinero a pesar de los límites que la ley impone y que ello no sea causal de nulidad de las elecciones.

Si la generación de jóvenes de 1968 salvó a México de la ignominia a la que lo condenó el mismo partido que hoy volverá al poder, deseamos fervientemente que este movimiento en ciernes #YoSoy132 marque la ruta que dé poder al ciudadano de la calle, promueva la democratización de la vida pública nacional y dibuje el nuevo rostro de un país que olvidó a los pobres y a los jóvenes. Vale.