DESPLAZADOS,
NUEVA CUOTA DE DOLOR
No
se debate sobre planes de emergencia,
porque
la emergencia se considera inimaginable.
Michael Pettis
El sufrimiento de los desplazados de la
violencia no terminó con la expulsión de su zona de origen. Con ello sólo se
inició una serie de dolores sin frontera. Hagamos un breve recuento para darnos
una idea del problema. Salir con las prisas de la urgencia para salvar vidas y
con lo único que se tiene puesto, es ya un problema grave.
Y en esos apuros de alejarse
forzosamente de la comunidad donde se vive, con una mujer embarazada, con niños
pequeños, con enfermos, con adultos mayores o con discapacitados, en muchas
ocasiones no se pudo echar mano de animales de silla o carga por razones de
tiempo ni de un auto o camioneta, porque
marchar por el camino llano era más riesgoso que por el monte.
Para algunas personas que disponían de
algunos ahorros en los bancos de las ciudades donde hacen regularmente sus
compras, tenían a mano un recurso de alivio, pero para la inmensa mayoría que
no contaba con esa reserva las cosas fueron más delicadas. Llegaron a otras
comunidades como son los casos de Surutato en Badiraguato, El Verde en Concordia o las ciudades de
Mazatlán, Culiacán o Guamúchil a buscar reasentarse los menos buscando la
sombra de algún pariente o amigo, los más llegando a la buena de Dios, como
dice mi madre.
En este traumático proceso de buscar
reasentarse se han despertado grandes sentimientos y acciones de solidaridad
entre los vecinos de las comunidades y barrios a donde han llegado. Muchas
familias han compartido su pan y su techo con estas víctimas de las diásporas
de la violencia. Quede este gesto profundamente humano como la salvación moral
de Sinaloa ante la gran ausencia de acciones de la autoridad federal y estatal
que alivien la triste situación de los desplazados.
Buscando hacer más llevadera la
situación que viven más de 25 mil personas desplazadas de
la violencia, la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa, envió
al Gobernador López Valdez y al Congreso del Estado una amplia Recomendación.
En dicho documento se planteó la creación de un fondo de 250 millones de pesos
para la atención de las urgencias que presentan estos desplazados a lo largo y
ancho del estado. Y junto a esa propuesta iban medidas para la atención de los
subgrupos más vulnerables y la seguridad que se tenía que brindarles. Ha pasado
un mes y a pesar de que la Constitución de Sinaloa mandata en su artículo 142
que la respuesta a una petición debe darse en el término de 10 días, esta no ha
llegado a nuestras oficinas.
Preocupados porque la autoridad nacional
no atiende lo que establecen los Principios Rectores de los Desplazamientos
Internos, en el sentido de que debe invitar formalmente a la ONU para que se
aboque al problema de los desplazados y también a la Cruz Roja Internacional, y
ante las insuficientes y raquíticas medidas del gobierno estatal, el pasado día
11 de junio enviamos una propuesta de estudio del problema ante el Congreso del
Estado, para que en un término inmediato contemos con un diagnóstico del problema
y podamos plantearnos un programa de emergencia, mientras el gobierno federal
hace lo que le corresponde de acuerdo a los Principios Rectores ya citados.
Mientras gestionamos esto las cosas se
agravan para los desplazados en Sinaloa. Hará cosa de dos meses un joven
desplazado que trabajaba en el Relleno Sanitario de la ciudad de Culiacán,
regresó a su comunidad para recuperar algunos de sus modestos bienes y en ello
le fue la vida; apenas el fin de semana pasado una familia de San José de los
Hornos, municipio de Sinaloa y refugiada en la ciudad de Guamúchil, quiso
volver a su tierra. El destino la alcanzó en su pueblo. Perdieron la vida el
padre, la madre y una niña.
La emergencia del estado de cosas no
para allí. Este martes dos desplazados más fueron asesinados, sin que la
autoridad de muestras de intentar parar esta nueva oleada contra estas víctimas
de la violencia.
Como ni la Recomendación ni la propuesta
de elaborar un diagnóstico ha calado en el despacho del Gobernador y en el
Congreso del Estado, a pesar de la situación que empeora para los desplazados,
sólo queda apelar a los organismos de la sociedad para que hagamos algo y que
acudamos a las instancias internacionales interesadas y especializadas en el
tema, en busca de ayuda y el reclamo que deben plantear ante el Estado mexicano
para que cumpla los compromisos internacionales en materia de desplazados por
la violencia.
Sólo nos queda eso. No podemos renunciar
a ese espacio y esperanza. Esperemos que funcione. Vale.