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SEQUIA CULTURAL EN SINALOA

Somos los autores de nuestra historia,

empezando con nuestros mitos.

Carlos Fuentes

Increíble, pero cierto. Catorce meses después de iniciado el gobierno del cambio y no había estrategia cultural plasmada en un documento.

Entre lamentaciones de funcionarios por la situación en que recibieron el Instituto Sinaloense de la Cultura nos pasamos más de un año, mientras la violencia sigue su curso en la calle, sin que se vea hasta hoy un esfuerzo cultural en forma que enfrente esa situación o, en el mejor de los casos, complemente lo que se hace desde otras áreas de gobierno contra la violencia.

Un movimiento de artistas y de intelectuales da la cara. Estos trabajadores de la cultura, donde hay ensayistas, poetas, pintores, músicos, maestros de danza, promotores de la cultura yoreme, titiriteros, directores de teatro, entre otros, cuestionaron desde fines del año anterior lo que llaman sequía cultural del ISIC.

Cuestionaron la política cultural y fueron a la acción: tomaron de manera simbólica las instalaciones del ISIC, reclamando la renuncia de la Directora y la elaboración de una política pública que además de responder a las necesidades culturales de la sociedad sinaloense, ser incluyente de todos los grupos con propuestas en la materia.

Después de una semana de toma simbólica del ISIC, se inició el diálogo entre las partes. Sin que hayan terminado las pláticas, los resultados preliminares arrojan un programa sectorial de la cultura que el ISIC se apresuró a presentar. La aceptación de algunos cambios en la estructura de mando, la convocatoria para designar a los miembros del Consejo del ISIC (inexistente hasta hoy a pesar de que lo establece la ley) y el compromiso de aplicar una política incluyente en los programas culturales a desplegar.

Hay que celebrar que se haya privilegiado el diálogo y que a pesar se lo opuesto de no pocos puntos de vista, el mismo siga fluyendo.

Anoto por mi parte, que este movimiento de artistas e intelectuales abre un importante paréntesis no sólo en la vida del ISIC, sino para reflexionar sobre el entorno violento que vivimos y el papel que el quehacer cultural puede jugar en los esfuerzos por alcanzar la paz, la gobernabilidad y el trato civilizado entre autoridades y ciudadanos y entre ciudadanos.

Es una oportunidad para imprimirle contenido social al trabajo cultural desde el ISIC y desde los grupos interesados en que más allá del entretenimiento, tengamos una verdadera alternativa cultural frente a un mundo de violencia e impunidad que nos ahoga.

Y trabajan en serio para ello. Mientras estudian los documentos que el ISIC presentó como la política cultural del gobierno de Mario López Valdez, elaboran una propuesta que represente los más amplios intereses de la sociedad sinaloense. El pasado viernes iniciaron una propuesta de promoción de la cultura. Frente al auditorio Inés Arredondo inauguraron su propuesta. La continuarán cada 15 días en el costado sur de Catedral. La próxima cita será el viernes 30 del presente mes. Enhorabuena.

No dejemos solo a este grupo de trabajadores de la cultura. Nuestras familias y Sinaloa lo necesitan. Vale.